JUEGO DE DARMAS
DIVERSION=COLECCIONISMO=ARTESANIA
- El juego de DARMAS es un juego de mesa para dos jugadores de gran vistosidad y reglas muy sencillas.
- Las fichas de juego son dos colecciones, una por cada contrincante, que representan recreaciones de diferentes batallas históricas. Las piezas de las colecciones son figuras metálicas de gran calidad, pintadas a mano de forma artesanal. Cada tablero y colección de figuras son diferentes, lo que hace de DARMAS un juego exclusivo e inédito.
- La base del juego es un tablero con enmarcación artesanal. Se presenta en tres tamaños diferentes, tableros de 30 x30 ó 38 x 38 cm para figuras de 15 mm y tablero de 42 x 42 cm con figuras de 28 mm para el juego de DARMAS PLUS.
Os pongo tableros con el juego de Darmas y algunos detalles de las colecciones.
Y aquí tenéis las colecciones que os he comentado.
Un apunte de historia :
Bernardo de Gálvez en la toma de Mobila (Fort Charlotte) . Una vez destrozados los parapetos y troneras del fuerte se abrió una brecha por la que las tropas españolas se lanzaron al asalto. Entre ellas soldados del Regimiento fijo de la Luisiana. Los granaderos que iban en vanguardia barrieron a los defensores que tras retirarse al interior del fuerte, entregaron las armas. El capitán de ingenieros inglés Elías Durnford enarboló bandera blanca y se rindió.
TRAFALGAR, UNA FALACIA INGLESA (I)
Como hemos visto a lo largo de la historia, los ingleses sempiternos enemigos de España, siempre han enaltecido sus victorias y ocultado sus derrotas que las ha habido y han sido muchas, sobre todo frente a nosotros.
Baste recordar la mayor derrota que sufrieron en Cartagena de Indias, defendida por uno de los mejores marinos que ha tenido España, don Blas de Lezo, durante la guerra del Asiento. Allí, no sólo ocultaron su desastre, sino tuvieron que retirar las monedas que prematuramente habían acuñado en las que se veía a Don Blas de Lezo arrodillado y ofreciendo su espada al almirante inglés Vernon.
Pero ahora voy a comentar su famosa victoria en Trafalgar.
Navíos en combate y pérdidas
En primer lugar, no es cierto que no perdieran ningún navío en la batalla. Oficialmente presentaron 27 navíos al combate y varias fragatas, pero la lista extraoficial, habla de 35 navíos de los cuales tres no tomaron parte en el combate porque llegaron en la tarde del 21 de octubre o mañana del 22. Así pues, eran en el momento del combate 32 navíos, 13 fragatas y 5 bergantines, aparte de 2 balandras.
En el memorandum de Nelson del día 10 de octubre, con las instrucciones para la batalla, se dice que espera que la flota inglesa esté compuesta por 40 navíos.
La carta de Fray Lorenzo Sedano fechada el 22 de octubre, dice que vio formada una línea de 88 buques en la entrada del estrecho. Sabemos que la escuadra aliada era de 33 navíos, 5 fragatas y 2 bergantines, que suman 40 barcos, así pues los ingleses debieron traer unos 48 barcos. De estos 48 barcos a los de la lista oficial (27 navíos y 5 fragatas) hay una diferencia de entre 15-17 barcos, con lo que la mentira inglesa es bastante grande.
El manuscrito 472 del Archivo del Museo Naval de Madrid, don Manuel Vicente Ferrer, a bordo del navío " Monarca" en la batalla, relata como su navío y el francés"Fogeaux" junto con el navío "San Agustín" , cercan y hunden a tres navíos ingleses. Posteriormente el "Fogeaux" se hunde y el "Monarca" es hecho prisionero.
Pescadores locales de las playas del Puerto de Santa María, dicen que en las mañanas siguientes a la batalla, y en otro paraje de la costa, aparecieron los navíos " San Francisco de Asís" y el "Tiger" (inglés), que por cierto, no figura en las listas oficiales de barcos ingleses ( Ref Guía Histórica del Puerto de Santa María del año 1903).
Si en la tormenta que siguió al combate, o por daños en el combate o condiciones meteorológicas, se hunden barcos franceses y españoles independientemente de las vías de agua ¿ Porqué no se van a hundir barcos ingleses?
Se dice que en la lista extraoficial, el navío inglés "Royal Sovereing" se hundió aunque no entró en combate, llevando 400. 000 libras que iban para Malta, en lingotes de oro y por tanto pesar más de la cuenta y facilitar así su pérdida en la tormenta
Por tener referencias y según localizaciones de pecios donde se han perdido buque ingleses por nuestra costa tenemos:
- A pique en combate el "Prince of Wales" y el "Britannia".
- A pique en la playa de Santa María, el "Tiger".
- Quemado por la escuadra a 5 ó 6 leguas al NO de Cádiz el "Tonant".
- A pique después del combate en las costa de Rota "Le Spartiate".
- Varados en las costa de Conil y Sanlúcar el "Minotaur" y el "Colossus".
- Dió contra la costa de Conil el " Royal Sovergein".
En resúmen, las pérdidas inglesas según la lista extraoficial que cita Colingwood y hablando sólo de navíos fué : 7 se fueron a pique, 3 naufragados, y 1 quemado, lo que suman 11 navíos, a los que se añaden 8 inutilizados para continuar el servicio y 11 navíos que pueden componerse. Por tanto el total es de 11 navíos más 21 navíos perdidos ( en la segunda versión se añaden el "Tiger" y e "Tonant"), que suman 32 barcos.
Las bajas humanas inglesas fueron entre 7.000 y 8.000 hombres, de los que 5.000 son muertos en combate, 2.000 ahogados y 3.400 heridos. Recordemos que los españoles tuvieron 1.054 muertos y 1.300 heridos y los franceses 3.000 muertos y 1.100 heridos. La versión oficial inglesa dice que el número de muertos fué aproximadamente de 1/3 del de los españoles.
TRAFALGAR, UNA FALACIA INGLESA (II)
Causas de las pérdidas inglesas
Cañones: Una de las razones de porqué los ingleses tuvieron tantas pérdidas es por los cañones de su batería baja ( la más potente en los navíos pues es donde van los cañones de mayor calibre). En su caso eran de 32 libras. La bala inglesa de 32 pesaba 14,51 kg, mientras que la española, que en esa batería era de calibre de 36 libras, pesaba 18,37 kg y la francesa, también de calibre 36, 17,62 kg. Por su peso, la bala española tenía mayor poder de penetración que la inglesa, ya que a cien metros perforaba el equivalente a un espesor de roble de 130 centímetros y a 400 metros, 100 centímetros.
En la batería media donde iban los cañones de 24 libras ocurría lo mismo, la bala española pesaba 12,24 kg y la inglesa 10,88 kg.
A esa ventaja había que añadir que los obuses que portaban los barcos españoles en cubierta eran superiores a su equivalente inglés (carronadas).
El número de artilleros en los barcos aliados era superior en más de 3.000 hombres al de los ingleses
Por tanto si los cañones de 36 hacían más daño y los ingleses de por sí, llevaban menos artilleros, está claro que estos últimos tendrían más bajas. Les salvó los navíos de más que iban llegando al combate y la dispersión por no tener barlovento de los barcos aliados.
Las maderas : Otra ventaja española era las maderas tropicales de algunos de sus navíos como el "Príncipe de Asturias", el "Santísima Trinidad" o el "Bahamas", por citar algunos ejemplos. Estos barcos construidos en los astilleros de la Habana usaban maderas de las isla, que una vez cortadas las hacían secar durante dos años antes de emplearlas. Eran más fuertes y duraderas que las maderas europeas. Por ejemplo, el el "Santísima Trinidad", a pesar de estar horas disparando y recibiendo, y estar la última hora bajo fuego enemigo sin poder contestar, sólo tuvo 205 muertos, 50 de ellos ahogados por el hundimiento de sus más de 1.025 tripulantes. Otro "tres puentes" , el "Príncipe de Asturias" tuvo 52 muertos y 110 heridos de sus más de 1.000 tripulantes. Además al ser la bala inglesa 4 kg menor que la española hizo que el resto de barcos españoles que no eran de la Habana , tuvieran también una cifra de muertos relativamente baja.
Bombas de achique : Los ingleses dicen que sus barcos tenían bombas de achique de doble émbolo y que por ello no se hundieron sus barcos, al ser más eficaces que las de simple émbolo que traían franceses y españoles. Pero en la flotilla de apresamiento que salió de Cádiz con los barcos supervivientes después dela batalla, buques que no iban muy dañados como el "Rayo" o el "Neptune" se hundieron por las condiciones de la mar, la tormenta y los daños que tuvieron en el combate, sin importar que trajeran pocas o muchas vías de agua . Por tanto si se hunden barcos españoles y franceses, independientemente de las vías de agua, cómo no se van a hundir los barcos ingleses dañados. Según ellos no se hundió ninguno.
Por tanto Trafalgar fué un combate en el que los ingleses omitieron deliberadamente la cuantía real de sus pérdidas y por tanto podemos decir que es una mentira inglesa, quizás una de las mayores de su historia.
MARTIN ALVAREZ GALAN
Era un infante de marina, embarcado en el navío San Nicolás de Bari de dos puentes y 80 cañones que formaba parte de la escuadra española de 27 navíos que al mando de José de Córdova combatió contra los ingleses en el desgraciado combate de Cabo de San Vicente en 1797.
Martín tenía 31 años y hacía siete que se había enrolado como infante de marina, siendo asignado como granadero debido a su estatura y fortaleza pues había dado al tallar 1,70 mts de altura (que era apreciable para la época). Era natural de Montemolín (Badajoz) donde había trabajado de carretero como su padre. Quedó huérfano y desengañado por un amor frustrado y decidió hacerse soldado. Quería ser de caballería y se fue a Sevilla para alistarse. Allí conoció a Lucas García, granadero de infantería de marina, que deslumbró al mozo extremeño por su gallardo aspecto y vistoso uniforme. Así que Lucas convenció a Martín para enrolarse en la Infantería de Marina.
Había embarcado en el " Gallardo", navío de 74 cañones, marchando posteriormente a las Antillas en el "San Carlos" para prestar servicio luego en los navíos "Santa Ana" y "Príncipe de Asturias", pasando desde el 1 de febrero de 1979 a la dotación del "San Nicolás de Bari".
No voy a relatar los prolegómenos de la batalla. Diré que antes de comenzar el "San Nicolás de Bari" se encontraba en el centro de la formación. Desde su puesto de guardia Martín Alvarez veía a su proa y popa al "Soberano" y al "Salvador del Mundo" y por babor al "San Isidro" y más adelantado al "Mejicano", un formidable tres puentes. Justo delante de este navegaba el "Santísima Trinidad" de cuatro puentes y el mayor barco del mundo en esa época, insignia de Córdova.
Todo este número de buques que lo arropaban hacían sentir confianza a Martín, aunque él ya sabía como las gastaban los ingleses, buenos marinos con buenos barcos, En cambio no las tenía todas consigo con la tripulación del "San Nicolás", pues a parte de ser escasa, la mayoría eran forzados que no tenían conocimientos de navegación.
El capitán del "San Nicolás", Tomás Geraldino, le encomendó a Martín un puesto del máximo honor y responsabilidad, la custodia de la bandera roja y gualda que ondeaba orgullosa en el castillo de popa del "San Nicolás"., diciéndole : guárdala con tu vida y que sepas que el "San Nicolás no se rinde, si los ingleses nos capturan es porque estaremos todos muertos. martín sintió un nudo en la garganta y la emoción llenó de lágrimas sus ojos.Se juró a sí mismo que la bandera no caería en manos del enemigo si Dios le daba fuerzas para defenderla con la última gota de su sangre.
Se sucede el combate y el "San Nicolás" con muchos daños y muchas bajas trata de salir del avispero en que se encuentra pero el gobierno no responde adecuadamente y colisiona con el tres puentes español "San José"quedando ambos navíos trabados e imposibilitados de continuar combatiendo.
Nelson desde su buque el "Captain" vió a los dos navíos trabados , por lo que acercándose al "San Nicolás", le envió varias carronadas que causaron muchas bajas a los españoles, pasando posteriormente a abordar el maltrecho navío.
El fuerte trozo de abordaje inglés entra en la cubierta del "San Nicolás", en el que oponen tenaz resistencia su mermada tripulación, Paultinamente se van apoderando del navío español. En la lucha cuerpo a cuerpo cae mortalmente herido el Brigadier Tomás Geraldino y el "San Nicolás" se rinde a los marinos de Nelson.. Los ingleses se adueñan también del "San José".
Pero en el "San Nicolás" aún ondea orgullosa la enseña roja y gualda y Martín permanece en su puesto de centinela de la misma. Un grupo de soldados y marinos ingleses se dirigen a la toldilla de popa con el propósito de arriar la enseña española. Al frente del grupo avanza el sargento mayor Williams Norri , que espera hacerse con el preciado trofeo. Martín, al verlos no duda, desenvaina su sable y da el alto reglamentario. La actitud del granadero español arranca una sonrisa del suboficial inglés que sable en mano avanza decidido hacia él.
Sin pensárselo dos veces, Martín, con furia inusitada atraviesa con su curvo sable el cuerpo del desdichado Williams, dejándole clavado en la madera del mamparo de un camarote. Los abiertos ojos de sorpresa del inglés sobrecogen a Martín que trata inútilmente de hacerse de nuevo con el sable, pero le resulta imposible. El resto de infantes ingleses por un instante quedan paralizados ante la terrible escena de ver a su camarada atravesado y clavado como un Cristo en la cruz, pero pronto reaccionan y tratan de vengarle. Mientra Martín, coge un mosquete y se dirige decididamente hacia el grupo blandiendo un mosquete sobre su cabeza como si fuera una maza.
Descarga mosquetazos a diestro y siniestro como si fuera una fiera sin control. Pronto un oficial inglés cae muerto con la cabeza abierta y varios casacas rojas ruedan por el suelo heridos o contusos.
La lucha contra el bravo granadero se prolonga durante una hora. Está cubierto de heridas pero sigue repartiendo golpes aunque los brazos le pesan una tonelada y la vista se le va nublando por la sangre que mana abundante de su cabeza. Su cuerpo no puede más y sus piernas ya no le sostienen y aún así, los ingleses permanecen a prudencial distancia. Suenan disparos de mosquete que abaten al bravo soldado y su cuerpo de desploma pesadamente sobre la cubierta.
Los británicos, dueños del navío se afanan por despejar las cubiertas de la ruina, velámenes y jarcias destrozados, mientras se atiende a los heridos y se alinean a los muertos que son arrojados al mar con el contrapeso de una bala de cañón tras un breve responso de los capellanes. Marinos y soldados ingleses y españoles unidos en la muerte son acogidos por una tumba común: el mar.
Cuando llega el turno del supuesto cadáver de Martín, el propia Nelson que observaba la triste ceremonia, ordena que se envolviera su cuerpo con la bandera que tan gallardamente había defendido. Los marinos que agarran el cuerpo de Martín, se percatan que aún hay un hálito de vida en él y con toda urgencia es llevado a la enfermería donde es curado de sus múltiple heridas por médicos británicos. Posteriormente es desembarcado en el cercano puerto portugués de Lagos donde Martín va reponiéndose de sus heridas, recibiendo más tarde la libertad y marchando a su casa de Montemolín.
La hazaña tuvo que impresionar a Nelson que hizo poner en una casamata de Gibraltar una placa de hierro que traducida la castellano decía : 14 de febrero de 1797- Batalla Naval de cabo San Vicente- ¡Hip! Catain- ¡Hip! San Nicolás de Bari- ¡Hip! Martín Álvarez!
Pintura de Ferrer Dalmau
Se le quiso premiar con su ascenso a cabo pero el humilde Martín no sabía ni leer ni escribir. Puso tesón y aprendió y a los pocos meses ya leía y escribía correctamente. Obtuvo su ascenso, siendo ascendido de nuevo a cabo primero en agosto de 1978.
El doce de noviembre, Martín forma parte de la guarnición del navío de tres puentes "Purísima Concepción" de 112 cañones. Llega unan urca que transporta correspondencia en la que va un Correo Real que hace referencia al bravo granadero. Enterado el Comandante del navío de las órdenes reales, ordena sea izada una bandera roja, señal de algo extraordinario a bordo, e inmediatamente se ordena que toda la guarnición y tripulación forme en cubierta. Un redoble de tambor pone atención a todos y el Comandante ordena salir de formación al cabo primero de granaderos Martín Älvarez, leyendo en presencia de todos el Decreto del Rey por el que se otorga a Martín una pensión vitalicia de cuatro escudos mensuales y el derecho a ostentar en el brazo izquierdo el escudo de premio que los clases de tropa llevan por acciones distinguidas en guerra.
No duró muchos años más la vida de éste humilde y valiente extremeño, que siendo aún guarnición del "Purísima Concepción" y encontrándose en el puerto francés de Brest sufrió un accidente lastimándose el pecho a consecuencia del cual, tras una tuberculosis fulminante falleció el 23 de septiembre de 1801.
LA LLAVE DE LA HABANA
El teniente Méndez de Lugo, preparando a sus hombres para resistir una carga de las tropa inglesas del brigadier Carletton en las operaciones que se llevaron a cabo por la toma de La Cabaña.
Bueno bueno bueno un juego de mesa con colecciones de soldados de plomo pintados, en miniatura ¡con lo que me gusta esto a mi! Ya veo que estás construyendo el blog, te iré siguiendo a ver qué nos muestras. Yo hago dioramas para jugar los soldados en vez de jugarlos en tablero
ResponderEliminarMe parece estupendo. Yo también tengo dioramas. Mas adelante os enseñaré las colecciones y algunos dioramas.
EliminarCreo que el texto sobre Martín Álvarez hay una errata en la siguiente frase "...siendo ascendido de nuevo a cabo primero en agosto de 1978."
ResponderEliminarEn el año se han bailado dos cifras.
Un saludo
MLuz